martes, 26 de abril de 2011

PARANORMAL ACTIVITY 2: TOKIO NIGHT

Paranormal activity es uno de esos títulos tocados por ese inusual halo de fortuna que los transforma en clásicos casi desde el día de su estreno. Una de las caracteríticas de tan singular acontecimiento (si bien hay muchísimos detractores de esta película de Oren Peli) es la cantidad de imitadoras, más o menos acertadas, que aparecen y que el buen cazador de rarezas no tardará a visionar. Algunas de ellas, tal que Paranormal entity, son plagios tan descarados que dejan pasmado a cualquier aficionado; otras, como Paranormal activity 2: Tokio night, tienen (como suele decirse) su aquél.


Mi gusto por esta original saga que ha actualizado el manido tema de la casa encantada, cuya tradición va más allá de lo cinematográfico (tenga a bien descubrir el curioso, por ejemplo, el magistral uso que de tal ámbito hace Arthur Conan Doyle en En el país de las brumas o, yendo algo más lejos, la atención prestada al mismo por dos de nuestros literatos: Diego de Torres Villarroel en un jugoso fragmento de Vida e incluso el mismo Lope de Vega en Peregrino en su patria, en relato inserto conocido como La posada del mal hospedaje), me hizo descubrir esta especie de extraña continuación, cuya acción se ubicaría tras los acontecimientos acaecidos en la dos partes "made in USA". Pese a no estar a la altura de la estupenda secuela norteamericana, tiene sus aciertos (sobre todo en su tramo final, con curioso guiño al Ring de Hideo Nakata inclusive), con algunos momentos capaces de asustar al espectador aunque deguste esta "cult movie" en la pequeña pantalla de un iPod o de la PSP (maravillas de la tecnología que nos acercan a una forma diferente de disfrutar películas excluidas de los circuitos de distribución y exhibición convencional).


No es que se trate de una gran película, pero es preferible antes que ciertos bodrios facturados por cineastas metidos en el negociete de la exhibición convencional, cuyas propuestas (a pesar de que uno se las trague pasando por taquilla) tienen tan poco interés que las salas están casi vacías (y soy de los que puede atestiguar lo dicho).

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