lunes, 26 de octubre de 2015

SITGES 2015 (Una pequeña porción de tarta)



SITGES 2015
(Una pequeña porción de tarta)


Sitges es una gran tarta, un festín para el amante del cine. Cientos de películas desfilan por sus pantallas, por no hablar de los célebres invitados o todo el material (libros, carteles, juguetes) que puede adquirirse. Hace pocos días, el festival concluía otorgando su palmarés. Como curiosidad decir que, durante los veinte años que llevo asistiendo al certamen, casi nunca veo “in situ” la película ganadora. Durante esta edición estuve en el bonito pueblo costero acompañado, por vez primera, de mi familia (hay que ir aficionando a las nuevas generaciones). La pequeña Isabel se llevó unos bonitos recuerdos (entre otros regalillos, una “matrioska” hecha a base de los personajes de Hora de Aventuras), así como una visita al cercano Tibidabo (para mí uno de los parques de atracciones más bonitos de Europa), en la cercana ciudad condal.



Pero vamos a lo que vamos, vamos al cine. Quien esto escribe ya no puede llevar a cabo crónicas pantagruélicas tras ingestas de decenas de películas. Durante este año, debido a mis gratas obligaciones familiares, tan solo he podido disfrutar de cinco títulos, si bien todos ellos me han parecido lo suficientemente interesantes como para redactar unas líneas al respecto y animar algo este blog.

Knock Knock (Eli Rot). Lo último del creador de Hostel se aparta de propuestas radicales, que han conllevado a su no distribución, como The Green Inferno (creo que se acaba de estrenar, tras dos años, en Estados Unidos). El director de Cabin Fever nos propone una comedieta tan negra como picante en la que un divertido Keanu Reeves (en una de sus mejores interpretaciones) las pasa canutas cuando un par de señoritas deciden cuestionar su ejemplaridad como padre de familia. A pesar de que la película tiene algunos momentos algo incongruentes, el resultado definitivo se antoja tan simpático como comedidamente provocativo. Puede interpretarse cual feroz crítica a ciertos valores sacros de la sociedad occidental, pero no creo que Rot pretenda dotar a su propuesta de una trascendencia más bien propia de otro tipo de realizadores. Una desenfadada frivolidad acerca a Knock Knock a las historietas publicada en la célebre revista Creepy, o quizás mejor a  aquellas antológicas revistas de alto voltaje (Hembras peligrosas, Azafatas, Horror o Sukia la vampira).



El ataque de los titanes (Shinji Higuchi). El binomio más esperado del festival, dos partes que constituyen una sola entrega, si bien se antoja el inicio de una saga que dará que hablar. Adaptando el célebre “manga” de Hayime Isayama, El ataque de los titanes es un espectáculo audiovisual de dimensiones apocalípticas no apto para todo tipo de públicos. Acción y sangre a raudales (sobre todo en la sorprendente primera parte) en una vertiginosa sucesión de planos, algunos de los cuales (verdaderamente impactantes) podrían haber pertenecido a las pinturas negras del célebre creador de Fuendetodos.



The gift (Joel Edgerton). Meditado ejercicio de suspense, elegante y comedido, dirigido por Joel Edgerton, quien de paso se lleva el premio al mejor actor del certamen. Con ciertos parecidos con el Caché de Michael Haneke y el Mienras duermes de Jaume Balagueró, el miedo se inmiscuye poco a poco en el ámbito feliz de una pareja modélica, desestabilizando las apariencias y mostrando la otra cara de la moneda en un constante “in crescendo” que termina con uno de esos inquietantes momentos a los que un festival como el de Sitges nos tiene acostumbrados.




Love (Gaspar Noé). Y he aquí la película que, como esperaba, más me gustó. A Gaspar Noé lo he seguido desde su primer largometraje (dejando al margen sus tan interesantes como radicales cortometrajes, que también he visto), Solo contra todos, observando su transformación en uno de los más controvertidos realizadores europeos de los últimos años en la magistral (y durísima) Irreversible. Con la inédita Enter the void (un virtuoso ejercicio de estilo) Noé nos mostró un rostro mucho más amable, y maravilloso, que ahora consolida con esta historia de amores imposibles en la que, tal que en las películas citadas, la ruptura del orden cronológico de los hechos va configurando una de las atmósferas más conmovedoras de los últimos años. Autorreferencial y no ausente de humor (un rasgo quizás inexistente en las anteriores películas de Noé), Love sabe apartarse del drama convencional sentimental, optando incluso por mostrar relaciones sexuales explícitas, configurando una estética propia, reconocible, que equipara a Noé con esos grandes cineastas (Lynch, Almodóvar, Kubrick, Hitchcock, Bergman, Kiezlowsky…) con universo propio. Desde mi punto de vista, la película tiene uno de los planos secuencia (otro rasgo de estilo de Noé) más bonitos de los últimos años, así como uno de los planos finales más hermosos que he contemplado en mucho tiempo. ¿Se estrenará? Veremos.


domingo, 23 de agosto de 2015

MR. HOLMES

                                                              

Holmes. Este apellido nos evoca el célebre personaje surgido de la pluma de Arthur Conan Doyle. En cuanto vi los carteles de la película que nos ocupa, pese a lo distinto que luce Ian McKellen (con chistera y bastón) respecto de otros actores que han encarnado al singular investigador de Baker Street (estoy pensando ahora en Cushing o Rathbone) me dije, he aquí de nuevo a mi amigo. Y, en efecto, MR. HOLMES es la última aparición (por el momento) del protagonista de EL SIGNO DE LOS CUATRO, aunque no protagonizando una de las populares narraciones del autor de EL PERRO DE LOS BASKERVILLE (desde mi punto de vista, el mejor Holmes de Doyle) dado que, en esta ocasión, el director Bill Condon adapta una novela de Mitch Cullin, a quien, obviamente, conozco bastante menos que al autor de ESTUDIO EN ESCARLATA.


Holmes, con el permiso del Auguste Dupin creado por Edgar Allan Poe, es uno de los personajes seminales del relato detectivesco literario (padre inspirador de los Poirot e incluso los Marlowe). Conan Doyle, quien al parecer se debía de aburrir bastante ejerciendo de médico, logró con sus relatos “holmesianos” incluso manifestaciones a la puerta de su casa y escritos amenazantes por parte de entusiastas tras decidir matar al ilustre detective (a quien tuvo a bien resucitar en la ya citada EL PERRO DE LOS BASKERVILLE). Y es que Conan Doyle quería librarse de la sombra de su propia creación, pues quería que su calidad de escritor fuera reconocida por otras novelas como, por ejemplo, LA COMPAÑÍA BLANCA.

Yo me confieso asiduo lector de Doyle. De hecho, me he leído sus relatos de Holmes, como no, si bien prefiero sus relatos de fantasía y terror (tan buenos o más que los de Lovecraft), algunos de los cuales han sido editados en español por Valdemar. También me gustan mucho (incluso, de nuevo, más que las de Holmes) las narraciones concernientes a su otra gran creación (el profesor Challenger), sintiendo una debilidad especial por la que, para mí, es la mejor novela del autor: EN EL PAÍS DE LAS BRUMAS (y, en esto, difiero totalmente con especialistas en Conan Doyle que la consideran su peor creación). Para mí es un texto absolutamente genial y que creo no han comprendido ni lo más mínimo los “entendidos” que la aborrecen.


Así las cosas, la película de Bill Condon también supone una renuncia, en este caso del propio Holmes, respecto de su personaje de ficción (como todo el mundo sabe, Joseph Bell, uno de los profesores de Conan Doyle en la Universidad de Edimburgo, fue quien inspiró su ficticio Holmes). Nos encontramos con un Holmes alejado de la perspectiva del doctor Watson (el personaje narrador de los relatos de Conan Doyle), reivindicando una autenticidad que se aparta de las pipas, las gorras de cazador e incluso las aventuras ligadas a sabuesos de fantasmal apariencia. El Holmes magistralmente interpretado por Ian McKellen tuerce el gesto al verse interpretado sobre la pantallas, tal que el cervantino Quijote lo hiciera ante el apócrifo de Avellaneda. Estamos, una vez más, ante un insólito caso de ficción reivindicando su autenticidad, pugnando por escapar de esa fantasía a la que inexorablemente pertenece. Un Holmes que se nos muestra no ya anciano (él mismo dice tener noventa y tres años) sino amargo, torciendo el gesto al echar la vista atrás, desde la última vuelta del camino, y contemplar su solitaria vida, regida por la luz de un intelecto que aísla del amor.

El MR. HOLMES de Bill Condon es una película atípica, reflexiva, triste, de lánguido ritmo, de decadente belleza, desconcertante dentro del universo al que pertenece; un canto a la vida desde el crepúsculo de un mito insatisfecho.




sábado, 8 de agosto de 2015

FOUND FOOTAGE (44 RECOMENDACIONES, MÁS O MENOS)

Tengo a bien resucitar mi viejo blog (El Freaknéfilo) con este articulillo que me he tomado el placer de escribir a la fresquita de la noche y mirando al mar desde Estepona. Por cierto, con luna llena en el cielo y cerca de la calle de Paul Naschy.



¿Qué es el “found footage”? Podríamos traducir la expresión como “metraje encontrado”. Es decir, un producto audiovisual hallado, que supuestamente había sido extraviado, tal y como es el caso de uno de los títulos seminales de esta tendencia: HOLOCAUSTO CANÍBAL (Ruggero Deodato, 1981). La definición nos lleva a especular con la posibilidad de que ese metraje no es una ficción cinematográfica (así las cosas, imaginémonos el trabajo de un reportero de guerra muerto en combate), si bien la realidad es muy diferente, tal y como es el caso del título anteriormente citado, que, en cierta forma, establece los pilares básicos de este peculiar género de ficción. La película de Deodato tuvo problemas judiciales, teniendo que demostrar su director la perfecta salud de los intérpretes (quienes, por contrato, debían incluso de permanecer en el anonimato durante una temporada). En España, el escándalo fue servido por un mítico reportaje en la revista Interviú. Yo mismo recuerdo que mi padre llegó a casa espeluznado, tras visionar la película en el cine (¿pudiera ser el Eliseos?), prohibiéndome su alquiler en video cuando fue lanzada la película en Betamax y VHS (hoy ostento en mi colección una buena cantidad de copias de este clásico del cine, así como una maravillosa fotografía junto al director Ruggero Deodato, con quien, gracias a mis conocimientos de italiano, estuve charlando brevemente en un memorable festival de Sitges). Ahora bien, ¿el “found footage” debe ir ligado al horror? Esta es una buena pregunta. El hecho de que el metraje haya sido perdido suele deberse a que su grabación ha sido realizada en situaciones extremas (disimuladas, obviamente, futo de la ficción), tal y como, por ejemplo, ocurre en la muy reciente AREA 51 (Oren Pelli, 2015), última propuesta del creador de una de las señas de identidad del género, la magistral PARANORMAL ACTIVITY (Oren Pelli, 2007). Si examinamos el género, seleccionando diferentes películas, de diferentes directores, nacionalidades y presupuestos, observaremos que, en efecto, lo atípico (en sus diferentes vertientes) aparece en todas las propuestas: NOROI (Koji Shiraishi, 2005), REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), REDACTED (Brian de Palma, 2007), CLOVERFIELD (Matt Reeves, 2008)…, por citar algunos ejemplos.



¿”Found footage” o falso documental? Me era necesaria esta pregunta antes de seguir avanzando para tratar de aclarar algunos aspectos. El documental implica un deseo de dejar constancia de algo que se pretende examinar. El trabajo profesional llevará incluso una planificación previa, más o menos larga. Sin embargo, el “found footage” es el resultado de algo mucho más inesperado, improvisado. El cineasta debe ajustarse a una realidad que se le impone. Su trabajo de cámara es el resultado obtenido tras su lucha con esa circunstancia a la que intenta sobrevivir. En este sentido, nos interesa mucho REC (uno de los títulos que más han popularizado el género y que mejor han empleado sus recursos), pues sería el ejemplo perfecto de un documental pervertido por una realidad inesperada. Pero también nos interesa en el sentido en el que su inicio forma parte de un plan ficcional previo, es decir, escapa a los parámetros del verdadero documental, puesto que toda la película es una ficción cinematográfica meditada y plasmada en un guión al uso. Un falso documental. Ello nos lleva a hablar de la existencia de trabajos cinematográficos relacionados con el “found footage”, pero no pertenecientes al mismo. Desde los orígenes del cine (TODA LA VERDAD SOBRE EL POLO NORTE data de 1909) algunos cineastas han jugado con la posibilidad de hacer pasar por verídico aquello que no lo era (late en el fondo el mismo deseo que en el “found footage”). Cineastas de la talla de Orson Welles o Woody Allen han llevado a cabo célebres propuestas, tal y como es el caso de F FOR FAKE (Welles, 1973) y ZELIG (Allen, 1983). Otros, más oscuros, han llevado a cabo bromas de cierto mal gusto, tal que la famosa autopsia perpetrada a un alienígena. ¿Qué hay de verdadero y de falso en cada uno de los muchos documentales que podemos disfrutar a través de los numerosos canales de difusión? En un medio tan tramposo como el audiovisual, nadie está a salvo de la rumorología y la leyenda. Desde Jacques Cousteau a National Geografic pasando por nuestro querido Rodríguez de la Fuente, el fraude puede estar a la vuelta de la esquina, o del plano.

Pero, todo esto era, simplemente, para advertir de que aquí escribiré acerca del “found footage”, dejando a un lado el falso documental (aunque tengan obvias concomitancias y lo uno nos lleve a lo otro). Quien quiera investigar más al respecto puede recurrir a un interesante librito titulado IMÁGENES PARA LA SOSPECHA, obra de varios autores.

Dejo en esta ocasión también a un lado toda esa carga de morbo (más o menos gratuito) que liga el “found footage” con las legendarias “snuff-movies” (ya me cansé de dar cuenta del asunto en algún que otro programilla televisivo).

¿Qué debo ver? Y llegamos a uno de los puntos clave de este articulillo. Imaginémonos a uno de esos chavales curiosos, a los que les está empezando a gustar el cine un montón y que, además, cuenta con un ordenador más o menos decente para navegar a alta velocidad. El chaval en cuestión (o la chavala) ha visto, por ejemplo, ENCUENTROS PARANORMALES (en su casa, en su cuarto, por la noche…, bueno, o en la peña con los amiguetes) y ha “flipado en colores”. ¡Quiere más! Pues bien, voy a establecer una lista de títulos “found footage” que yo he visto. Antes, voy a aclarar una cosa. Como degustador compulsivo de cine de terror (y de otros géneros) mi memoria puede fallar. Tened en cuenta que puedo ver seis películas de tirón (si empezáis a hacer multiplicaciones…). Así las cosas, lo que sigue es una lista donde está todo revuelto. Lo bueno y lo malo. Algunas películas como REC las recuerdo, obviamente, muy bien; otras como HAUNTED CHANGI no tan bien. La idea no es hacer una lista con las mismas películas de siempre, sino una lista donde encontréis eso y mucho más, pues seguro que muchos de los que estáis leyendo esto habréis visto la mayoría. Lamentablemente, de algunas películas que he visto no logro recordar el título, así que esas quedan en el tintero. Bueno, allá va:

HOLOCAUSTO CANÍBAL (Ruggero Deodato, 1981): seminal y mítica. Visionaria e inspiradora. Un clásico.



OCURRIÓ CERCA DE SU CASA (Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoit Poelvoordee, 1992): antes de la bruja de Blair llegó este escalofriante trabajo audiovisual acerca de las andanzas de un frío asesino en serie. Un clásico no apto para todos los públicos.

THE BLAIR WITCH PROJECT (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999): el mismo año en el que se estrenaban THE MATRIX y STAR WARS EPISODIO I, una película de bajísimo presupuesto se imponía en taquilla y originaba un fenómeno a escala mundial. Yo era un chaval que corrió al cine y salió pensando que le habían tomado el pelo. En aquella sesión hubo de todo menos terror: abucheos, risas y bromas… En las taquillas de los ya desaparecidos Cines Augusta la gente pedía incluso que se le devolviera el dinero. Sin embargo, la crítica no ha dejado de decir que THE BLAIR WITCH PROJECT es una obra maestra. Juzgad por vosotros mismos. Yo me reservo la opinión.

THE ST. FRANCISVILLE EXPERIMENT (Ted Nicolau, 2000): heredera directa de THE BLAIR WITCH PROJECT aunque muy poco conocida. Una pequeña joya a descubrir. Siempre recordaré la noche de tormenta en la que la vi en mi casa, a solas. ¡Ay!



MUERTE DE UNA CAZAFANTASMAS (Sean Tretta, 2007): quizás peque de larga (cerca de dos horas, si mal no recuerdo). La vi hace años y me gustó y me dio cierto miedo. Pero no os puedo decir mucho más.

EL DIARIO DE LOS MUERTOS (George A. Romero, 2007): dejamos a un lado los fenómenos paranormales, que tanto juego han dado y, entre plato y plato, nos tomamos una tajada de carne servida por el rey de los zombis modernos, don George Romero, quien decidió cambiar de estilo audiovisual para servir un logrado “found footage”.
REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007): estrenada en el mejor Sitges que recuerdo. Memorable sesión. Entonces nadie sabía de qué iba aquello. En esa sesión fue donde se grabó el famoso anuncio con las reacciones del público. Ovación cerrada. Clásico inmediato. Posiblemente, una de las mejores películas del cine de terror. Posiblemente.

PARANORMAL ACTIVITY (Oren Pelli, 2007): mi amigo Josemi no tenía demasiada fe en esta propuesta anunciada tímidamente en un cartelillo en el Sitges 2007 (de nuevo, el mejor año de los últimos diez). Lo convencí. Ovación cerrada. Clásico inmediato. Así como de REC no recomiendo las demás (excepto la segunda), de PARANORMAL ACTIVITY podéis ver todas. Yo soy fan de la saga; me encanta, sobre todo, la tercera parte.



CLOVERFIELD (Matt Reeves, 2008): y llegó Hollywood y tuvo que hacer el “super found footage”; el GODZILLA  a lo cámara en mano, con el “pesadico” del J.J. Abrams de por medio. A pesar de todo, me encanta esta película. Vedla si no lo habéis hecho.

PARANORMAL ENTITY (Shane Van Dyke, 2009): a ésta la recuerdo como un plagio descarado de la película de Oren Pelli. Un pequeño bodrio del género. Ya el título se las trae.

ENCUENTROS EN LA CUARTA FASE (Olatunde Osunsanmi, 2009): más cerca del falso documental que del “found footage”. Pero la incluyo, pues es una de las pocas que pudieron disfrutarse en cine, y es lo suficientemente perturbadora, extraña y bizarra.

PARANORMAL ACTIVITY: TOKIO NIGHT (Toshikazu Nagae, 2010): esta la incluyo porque es una rareza. El PARANORMAL ACTVITY menos conocido. Ambientando en Japón. No sé si pertenece a la saga oficial pero en su momento me hizo pasar un buen-mal rato. Para curiosos y completistas.

8212. GACY HOUSE (Anthony Fankhauser, 2010): el tristemente célebre John Wayne Gacy (uno de los más despiadados asesinos en serie de la historia de Norteamérica) sirvió de base para esta película que sigue los pasos de MUERTE DE UNA CAZAFANTASMAS. No la recuerdo como mala. Más bien de las más inquietantes, extrañas y perturbadoras. Quizás se deba a que juega con algo demasiado desagradable.

TROLLHUNTER (André Ovredal, 2010): uno de los más originales y mejor resueltos “found footage”. Las escenas con las bestias gigantes pertenecen por derecho propio a cualquier antología del género que se precie. Nada que envidiar a CLOVERFIELD.

EL ÚLTIMO EXORCISMO (Daniel Stamm, 2010): menos fortuna tenían los exorcismos en esta esperada y algo decepcionante película.

ATROCIOUS (Fernando Barreda, 2010): otro “found footage” de los que te mantendrá en vilo. La atmósfera, poco a poco, se va perturbando, hasta, si mal no recuerdo, llegar a un final de los que dan “mal rollo”.

HAUNTED CHANGI (Tony Kern, Andrew Lau, 2010): otra película para pasar un ratico antes de irse a dormir. En esta ocasión la manida premisa de edificio maldito. Un hospital. Mucho más logradas, al respecto, las dos partes de GRAVE ENCOUNTERS, pero esta tiene ese toque oriental que a muchos os (nos) gusta.

APOLO 18 (Gonzalo López-Gallego, 2011): ¿Qué tendrá la luna? El tema me interesa. Todo lo que tenga que ver con el espacio, el universo y sus misterios me atrae bastante, aunque reconozco que de lo que escribe Stephen Hawking entiendo tan solo el 50%. Más fácil lo que nos cuenta el bueno de López Gallego en esta película de terror lunar. Quizás sea una respuesta al enigma del no retorno del hombre a la luna.

THE TUNNEL (Carlo Ledesma, 2011): posiblemente, una de las películas por las que merezca la pena que esté escribiendo este texto. Es de las menos conocidas y de las mejores. Recuerdo que la vi una mañana y me hizo pasar un rato tenso, entretenido, espeluznante. Genial.



THE AMITIVYLLE HAUNTING (Geoff Meed, 2011): como no podía ser de otra manera, la más legendaria de las casas encantadas debía tener su propio “found footage”. No estaba tan mal.

EMERGO (Carles Torrens, 2011): con Rodrigo Cortés de guionista. Uno de los más terroríficos “found footages” a los que este humilde servidor se ha enfrentado. ¡Madre, qué sustos! No os la perdáis.

SILENT HOUSE (Chris Hentis y Laura Lau, 2011): asombrosa película rodada en un plano secuencia. El problema es que no recuerdo si era “found foutage” o no. Pero es un peliculón, y creo que no me equivoco al incluirla. Además, creo que acaba de ser editada en nuestro país.

DESAPARECIDOS (David Schurmann, 2011): “found footage” ambientado en una selva. Turistas que son secuestrados (no me acuerdo bien ni por qué ni por quién). Pero sí me acuerdo de que es un rollazo.

EVIDENCE (Howie Askins, 2011): y otra de mis preferidas. Recuerdo verla una tarde, precisamente desde donde estoy escribiendo este articulillo. Me lo pasé pipa. Suspense, terror y explosivo final. Sí, ésta es otra por las que merece la pena hacer esa lista. ¡Ojo! Pues creo que existe otra de idéntico título y que no es tan buena.



ÁREA 407 (Dale Fabrigar y Everette Wallin, 2012): una entretenida película ambientada en áreas prohibidas (en esta ocasión no es la 51) donde acecha el terror. Si no me equivoco, en esta ocasión el terror tenía forma de dinosaurio.

GRAVE ENCOUNTERS (The Vicious Brothers, 2012): un show. Suspense, miedo, sustos. De las mejores. Para ver en Halloween.

GRAVE ENCOUNTERS 2 (The Vicious Brothers, 2012): y los fans queríamos más. Pues más de lo mismo. La traca.

CHRONICLE (Josh Trank, 2012): una de las más originales películas de superhéroes (con el permiso de EL PROTEGIDO de Shyamalan) jamás filmada. No os la perdáis.

THE DEVIL INSIDE (William Brent Bell, 2012): y la cosa, de nuevo, va de exorcismos. A pesar de que tengo amigos que son buenos conocedores del género y que la denostan, a mí es de las que más me gustan. Recuerdo que me sorprendió y me hizo pasar un mal-buen rato (será que me hago viejo).

ENTITY (Steve Stones, 2012): problemas de memoria. A lo mejor me equivoco, pero la recuerdo mala, aburrida.

CHRONICLES OF CHERNOBYL (Oren Peli, 2012): desde mi puno de vista, una de las obras maestras de género, de nuevo servida por Oren Peli, el creador de PARANORMAL ACTIVITY. Altamente recomendable.

VHS (Varios Autores, 2012): colección de cortos, unidos por una curiosa trama, rodados con el estilo “found footage”. Un “tour de force” que ha alcanzado la condición de obra de culto por méritos propios. Vedla.

THE JUNGLE (Andrew Traucki, 2013): recuerdo perfectamente la mañana en la que, con mi amigo Jaime, nos fuimos al Auditori de Sitges a ver este monumental rollo de ambiente selvático. Nos quedamos espeluznados… de risa.



VHS 2(Varios Autores, 2013): tan popular o más que su predecesora. Merece ser vista por sus pasajes brutales. Gore y diversión a raudales. Muy buena.

FRANKESTEIN’S ARMY (Richard Raaphorst, 2013): un tebeo delirante. Soldados contra experimentos nazis monstruosos en un “found footage” que usa la guerra mundial como premisa para el desparrame total. Está majica.

THE SACRAMENT (Ti West, 2013): “found footage” ambientado en una secta religiosa. Es algo diferente. Es un rollete.

THE DYATLOV PASS INCIDENT (Renny Harlin, 2013): pues sí, el señor Harlin facturó un “found footage” inspirado en el conocido misterio del paso de Dyatlov. Ya sabéis que Harlin lleva sin levantar cabeza desde… Curiosamente, ésta es de sus mejores películas.

SX TAPE (Bernard Rose, 2013): curioso “found foutage”. Mezcla (que no termina de funcionar) entre el terror y el (¡atención!) porno. Una rareza.

WER (Wiliam Brent Bell, 2013): una de las mejores películas acerca de la licantropía que yo he visto. La incluyo por si no la conocéis, si bien no recuerdo si era o no un “found foutage”. Pensad que el estilo cámara en mano confunde en ocasiones, tras el visionado de tantas películas. Pero ésta os va a gustar, y mucho.

EXISTS (Eduardo Sánchez, 2014): uno de los creadores de THE BLAIR WITCH PROJECT vuelve al terreno del “found fotage” para disipar el misterio del big foot. Está bastante bien la cosa. Para pasar el rato.

THE TAKING OF DEBORAH LOGAN (Adam Robitel, 2014): y otra reciente propuesta. Lo que comienza como una investigación acerca de la enfermedad de una pobre mujercilla acaba… ¡Madre mía como acaba!

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO (John Erick Dowdle, 2014): una de las pocas que se han podido ver en cine (y recientemente). La disfruté en los Aragonia. Bajé a través de una de sus pantallas a las catacumbas de París. Y lo que encontré allí… Por cierto, no entendí bien el final.

UNFRIENDED (Levan Gabriadze, 2014): para mí otro de los títulos importantes, a tener en cuenta por su originalidad. Hay quienes hablan de un género nuevo, que se va apartando del “found foutage”. Es posible.

ÁREA 51 (Oren Peli, 2015): lo último de Oren Peli. Está bien, pero no es tan bueno como lo anterior.

¿A qué obedece el fenómeno? Pienso que tiene que ver con la facilidad que hoy en día todos tenemos para hacer una película y distribuirla a través de la Red de Redes. Además, hoy por hoy, una película como EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA ya no se grabaría con las cámaras, objetivos, grúas y demás parafernalia (heavy metal) dado que la tecnología ha avanzado y lo digital se ha impuesto (light metal). Hoy por hoy, se graba en alta definición con cámaras ligeras, que se manejan con una mano y que dan una estabilidad perfecta. Anteriormente, la distancia entre los formatos profesionales y los domésticos era mucho mayor, hoy el camino se ha reducido, y mi vecino, por poner un ejemplo, puede tener, por poco dinero, un equipo con el que grabar y editar en 4K. Al respecto, en más de una ocasión ha resaltado un cineasta de la talla de Francis Ford Coppola las virtudes de la tecnología actual (posiblemente, si hubiera podido grabar APOCALYPSE NOW con la tecnología de hoy, no se hubiera arruinado). Otros creadores, como nuestros José Luis García Sánchez o Pedro Almodóvar, también se han manifestado hablando de la suerte que los jóvenes cineastas actuales tienen. Hacer una película cuando ellos facturaron sus primeros largometrajes era muchísimo más laborioso y costoso que hoy en día. ¿Qué hubieran hecho cineastas consagrados si hace cuarenta años hubiera existido la alta definición y los programas de edición e Internet? Pensad, por ejemplo, en el alarde técnico (y en la calidad audiovisual original) que demuestran películas pertenecientes a una misma saga, aunque distantes en el tiempo, como los célebres episodios de la más famosa saga galáctica. A pesar de todo lo que se le ha denostado, a mí me parece que George Lucas, con un juguete nuevo, es mucho Lucas (y espero que ningún fan me agreda por ello, e incluso sería deseable que se comenzara un proceso de dignificación de los tres primeros episodios de Star Wars; aunque ahora todo el mundo parece estar loco y ciego con tan solo el par de minutos que se han visto de lo que ha hecho J.J. Abrams y Disney). Otro ejemplo, que, por fortuna, ha tenido mejor suerte, el nuevo MAD MAX de Miller. ¿Qué hubiera hecho Miller a finales de los 70 con la tecnología actual y Mel Gibson sin arrugas?



Al cine, en su búsqueda de nuevas propuestas y cauces de expresión, le ha dado por alimentarse de las libérrimas propuestas que la “gente corriente” ha distribuido a través de canales tan populares como YouTube. El “found footage” es hijo de su tiempo, una interesante mezcla entre un uso primitivo del lenguaje audiovisual (ese amigo que grabó nuestra boda con tembloroso pulso, horrendos zooms, vertiginosos giros, así como olvidando, de vez en cuando, apagar la cámara) y las más actuales tecnologías. Una respuesta coherente y natural a las antidogmáticas propuestas que hizo Lars von Trier, en su línea visionaria, en su Dogma 95 (tan solo cuatro años antes de THE BLAIR WITCH PROJECT). Si, tal que yo, sois curiosos, en YouTube encontraréis los mejores “found footage”, pequeñas piezas maestras que la gente cuelga por gastar una broma, algunas, tan logradas como espeluznantes. No en vano, una de estas genialidades anónimas (su título, si mal no recuerdo, es FALLEN ANGEL) inspiró la creación de REC.

Dicho lo cual, ya tenéis sugerencias para curiosear. Espero que os haya gustado.


  

jueves, 24 de noviembre de 2011

LO PROMETIDO...



Bueno, bueno, bueno... Como lo prometido es deuda, ahí va la recomendación peliculera que los fans de la zombificación no debéis perderos. La horda. Cine de muertos vivientes fabricado en europa, concretamente en Francia, que lleva las constantes genéricas hasta el paroxismo. Si os cansa la contención propia del cine comercial americano, La horda es un jarro de agua tan fresca como ácida. Una obra maestra directa, despiadada y sin concesiones; pura adrenalina revivida.

domingo, 21 de agosto de 2011

CONAN EL BÁRBARO


En 1981 John Milius nos sirvió Conan el bárbaro, excelente adaptación de algunos de los relatos escritos por Robert E. Howard y que protagonizaba uno de los grandes iconos de la fantasía heroica. La película no sólo fue un éxito sino que, a día de hoy, es un clásico que ha resistido maravillosamente el paso del tiempo. Años después, su secuela, Conan el destructor, dirigida por Richard Fleischer, optaba por un tono más infantil que parecía querer emparentar las aventuras cinematográficas del cimmerio con los mágicos universos concebidos por Ray Harrihausen. El resultado, una película menor que su antecesora aunque digna y entretenida.
¡Qué quieren que les diga! Yo he sido siempre fan de Conan. No sólo he leído los relatos de Robert E. Howard sino las creaciones de quienes continuaron su labor: Sprague de Camp, Lin Carter, Robert Jordan, Karl Edward Wagner, Andrew Offutt, Poul Anderson o Steve Perry. Me encanta también la recreación llevada a cabo por el cómic. ¡Qué grandes Frank Frazetta y John Buscema! Y, cuando hace ya tiempo, anunciaron que la nueva versión iba a dirigirla Marcus Nispel me alegre sobremanera, pues es un cineasta que me gusta. Especialista en "remakes", celebro su versión de Viernes 13 y, sobre todo, la genial puesta a punto que hizo de La matanza de Texas. Pathfinder, su segunda película, es también una versión de un título anterior dirigido por Nils Gaup, y podría haber sido una aventura protagonizada por Conan, dado que su estilo visual rememora constantemente los hallazgos estéticos de los antes nombrados maestros Frazetta y Buscema. Al parecer, Marcus Nispel estaba preparando su versión de Alicia en el País de las Maravillas hasta que el pesado de Tim Burton se metió de por medio con sus casas torcidas, sus senderos sinuosos, sus saturaciones de color, claroscuros y, cómo no, su Johnny Depp. ¡Menudo fiasco! Pero, no pasa nada, a cambio, el amigo Nispel pasaba a tomar las riendas del rodaje de la nuva versión de Conan. ¡Snif! ¡Qué desilusión!
Vi ayer mismo la película con mi amigo Óscar, gran fan del cine de género, y ambos nos quedamos estupefactos. Cuando termino este bodrio sin parangón, mi amigo observó que la gente salía corriendo de la sala y yo apunté que eso era lo mejor que podía hacerse.
Vamos a ver. Cuando uno lleva a cabo un "remake" (que, por cierto, por contra a lo que se nos ha vendido, no es tal), debe, con los medios que el avance de la tecnología pone a su alcance, intentar mejorar el original en todos los aspectos. ¿Es mejor la versión de Nispel de La matanza de Texas que la de Hooper? No. Dado que la película de Hooper es un clásico, un título míico que imprime una indeleble huella en la Historia del Cine; pero la película de Nispel está a la altura de las circunstancias por su elaborado guión, su diseño de producción, sus encuadres, el uso que hace del sonido, la espectacular fotografía... Con Conan pasa todo lo contrario. La película de Milius tiene una banda sonora genial mientras que la música de la película de Nispel resulta espantosa, chirriante, sin terminar de casar ni realzar lo que estamos viendo. El diseño de producción de la película de Milius, a pesar de los años que han pasado, es magnífico. Uno se cree que lo que ve pertenece a la Era Hiboria. Sin embargo, la película de Nispel opta por hacer uso de la informática y, ya desde el prólogo (que parece una versión barata del de El Señor de los Anillos de Peter Jackson), uno tiene la sensación de que los gráficos pertenecen a una consola de nueva (o de vieja) generación. El guión es malo, confuso, innecesariamente alargado (y eso que la película no dura tanto como la de Milius), con personajes que aparecen y desaparecen de absurda manera, sin aportar nada. Los actores hacen lo que pueden. El espectador no puede evitar comparar a Jason Momoa con Arnold Schwarzenegger. No creo que Momoa sea una mala elección, de hecho, quizás recuerde más al bárbaro concebido por Buscema que el propio Schwarzeneger, pero claro, mientras que Schwarzenneger estaba arropado por un magnífico guión, una magistral banda sonora, un excelente diseño de producción y una dirección inspirada por los hados, el pobre Momoa es el ojo del huracán del desastre. El único actor que me gustó fue Ron Perlman como Corin, el padre de Conan.
Dicho todo esto, voy a analizar algunos aspetos de la película que me llamaron especialmente la atención:
1) Los guionistas han sido fieles a Robet E. Howard, pues él escribió que Conan nació en un campo de batalla. ¡Pero jamás dijo que su alumbramiento tuviera lugar a través de una "cesárea express"! La cesárea es una intervención quirúrgia delicada. Yo grabé en video la cesárea que le practicaron a mi mujer cuando nació mi hija y puedo asegurar que no puede extraerse un bebé del vientre materno en un par de segundos y sin mirar lo que se está haciendo. Vamos a ver, si yo hubiera dirigido esta película, lo primero que hubiera hecho es decirle al guionista que esa escena no iba a funcionar. ¿Tan difícil resulta imaginar que, en mitad de la batalla, la madre de Conan comienza a dar a luz y, para protegerla, su padre ordena a sus guerreros rodearla? Imagínense la tensión dramática que un buen montador de planos hubiera obtenido de este momento. E imagínense el clímax, con Corin tomando a su hijo tras vencer, como si fuera el mejor de los trofeos. Además, no hay motivo para que la madre muera, por lo que la escena puede ser más sentimental y, cuando, a posteriori, los malvados de turno arrasan la aldea de Conan, no sólo matan al padre, sino que es entonces cuando matan también a la madre (por ende, mayor dramatismo), por lo que la venganza del cimmerio resultaría más intensa.
2) Conan pertenece a la imaginería popular. Es uno de esos personajes a los que, en mayor o menor medida, todo el mundo conoce. John Milius cuidó en demasía (como debe ser) la aparición de Schwarzeneger en su película. La transición entre el joven esclavo y el bárbaro fornido es muy inteligente. El girar de la Rueda del Dolor y la machacona música de Poledouris son símbolos del pasar de los años, sometido aunque vivo, con un solo propósito: vengarse. Milius fragmenta la aparición de la estrella de su película. Primero enseña las piernas, luego su espalda y, finalmente su rostro, que Schwarzenegger levanta poco a poco hacia la cámara mientras la banda sonora intensifica el momento. Impecable. En la versión de Nispel todo se hace a tontas y a locas, con un espantoso fundido en negro inclusive para marcar la transición temporal y, si mal no recuerdo (y eso que la película la vi ayer) una voz en off aclaratoria (insulto a la inteligencia del espectador). Chabacano y televisivo.
3) En la primera película de Conan, éste iba haciendo amigos que enriquecían la trama y que le acompañaban en sus aventuras. Además, se enamoraba de Valeria, con la que hacía el amor en unas escenas rodadas con exquisita sensibilidad. Bueno, aquí aparece una novieta con la que el bárbaro se acuesta. La plasmación del momento es de videoclip. No se realza la importancia o trascendencia de la relación. En la película de Milius, Valeria moría, lo cual era un inesperado golpe de efecto que no sólo enardecía el dramático tono de la película sino que avivaba las justicieras ansias de Conan, ya casi en la parte final de la película. En la versión de Nispel, la tal Tamara no muere y, tras salvarla una y mil veces, Conan la abandona sin causa aparente ni emoción alguna. ¿Muñequita de usar y tirar?
4) Si ustedes se fijan bien, cuando Conan persigue a caballo a uno de los esbirros del malvado hechicero de turno, lleva a Tamara en la grupa. En los planos medios, la actriz desaparece. Abracadabra.
5)Y ahora llega lo más delirante. Conan debe penetrar en una fortaleza inexpugnable para salvar a Tamara y deshacer los planes del malvado hechicero. Nispel intensifica la peligrosidad de la fortaleza mostrando unos planos generales que la equiparan a las Minas Tirith que Peter Jackson visualizara. ¿Por dónde accederá el bárbaro? ¿Qué peligros encontrará en su interior? Pues bien, con ayuda de un ladronzuelo y una ganzúa, se cuelan en el lugar. ¿Dónde están los guardias? Los personajes comienzan a deambular por unos subterráneos que evocan las malas películas de serie b hasta que llegan a una habitación en la que hay (¡por fin!) un tipo vigilando que da la alarma. Aparecen cuatro garramantas y un pulpo que, con sus tentáculos, en vez de atacar a Conan y al ladronzuleo, parece más empeñado en destruir a los enemigos del bárbaro. ¡Y ya está! ¡Ya no hay ni más enemigos ni más peligros en la inexpugnable fortaleza! Tanto para nada y, para más inri, al comienzo de la escena, hemos visto como el mago a preparado a la tal Tamara en la azotea de una elevada torre para hacer el pertinente sacrificio e invocar al dios de las tinieblas de turno. Bueno, pues cuando Conan llega hasta arriba (tras derrotar al pulpo que encuentra abajo), el mago, sus acólitos y Tamara ya están abajo. ¿A qué obedece el cambio de planes? ¿No le gustaba al hechicero el lugar elegido? ¿Para qué tanta complicación? El ladronzuelo advierte a Conan que se dirigen a la Cueva de la Calavera (qué nombre tan original). ¿Cómo lo sabe?
6) El final de la película se desarrolla en la susodicha cueva. No sabemos de qué manera, Conan se inmisuye en la misma disfrazado de sicario del mal. Todo es tan sencillo para el hechicero como invocar a las tinieblas, ya que tiene colocada la máscara mágica que necesita para ello y atada en la mesa de sacrificios a la tal Tamara, a través de la cual retornará la bestia al mundo y comezará una era de osuridad (de nuevo, originalidad al poder). Pero, claro, hay que complicarse la vida, así que, en vez de hacer la invocación, el mago empieza a pelear contra Conan espada en mano. Obviamente, el cimmerio no lo mata de milagro así que, a prisa y corriendo, cambia de planes y se decide a invocar. Pero, claro está, antes tiene que soltar el típico monólogo que sueltan todos los malos de película antes de morir (mira que habla esta gente) y, obviamente, ante tanto despropósito e indecisión, el pobre hechicero no llega jamás a llevar a cabo el conjuro y es arrojado por Conan a las llamas del infierno.
7) ¿Por qué el hechicero, antes de llevar a cabo el conjuro, amenaza a sus acólitos? "¡Desesperaos!", les dice, "una era de oscuridad va a comenzar". Yo entiendo que hay que premiar a quien te ayuda a tomar el poder. Tamañas amenazas pueden llevar a la revuelta, pues son síntoma de traición y de falta de agradecimiento.
8) ¿Por qué los malos de esta película van siempre a cuestas con un barco con el que jamás navegan?
9) ¿Y la escena de la catapulta? Ver para creer.
En fin, se podrían seguir señalando multitud de fallos y despropósitos. No sé si harán una secuela de este desastre, pero esperemos que, de ser así, se la tomen más en serio.
Me apetece concluir invitándoles a ver de nuevo el gran clásico de John Milius e instándoles a que, si todavía no la han visto, descubran Pathfinder e imaginen que ésa y no ésta es en realidad el Conan de Marcus Nispel, director en el que, a pesar de lo dicho aquí, sigo confiando, pues tengo la sensación de que, durante el rodaje de esta película, no le han debido de dar demasiada libertad. Una mala película la tiene cualquiera.

lunes, 23 de mayo de 2011

MEDIANOCHE EN PARÍS

El maestro del cine, Woody Allen, nos plantea una deliciosa fuga imposible a los terrenos de los añorados sueños de un guionista que, como muchos otros de los personajes de su universo cinematográfico, ha topado con la mujer que no debía; ya no "femme fatale" sino "barbie" estulta: insoportable futura esposa y niña de papá que se deja deslumbrar antes por la pedantería que otorga la buena clase social que por la sensibilidad de un novelista capaz de viajar en el tiempo y codearse con sus idolatrados artistas.


El París de 1920 al que nos invita el inagotable autor de Manhattan, Annie Hall o Match Point es una fantasía cultural, un carrusel en el que coinciden Scott Fitzgerald y Salvador Dalí, Man Ray y Hemingway, T.S. Elliot y Luis Buñuel. Tamaño panorama utiliza su director para reflexionar acerca del sino y el destino, el conformismo y el idealismo, logrando que Medianoche en París se antoje una actualización intelectual de La Cenicienta, con ecos tanto de El discreto encanto de la burguesía como de nuestro universal Quijote. Y todo esto en apenas una hora y media de metraje que destila frescura, belleza y buen humor a partes iguales y que, a mi gusto, contiene además alguno de los mejores "gags" de la filmografía de Allen.


Una joya.

sábado, 7 de mayo de 2011

THOR

Hoy he llevado a mi sobrinillo de cinco años a ver Thor, dada su afición a las historias de superhéroes (durante una temporada, el susodicho sobrinillo veía, todos los días, o el Spiderman de Sam Raimi o el Batman de Tim Burton). Cosas de niños.


Este pobre friknéfilo que en este blog escribe creía que la versión cinematográfica de Thor sería un entretenimiento intrascendente, en el que despacharían al buen dios del trueno hacia nuestro planeta en un abrir y cerrar de ojos y que, dadas las circunstancias, se dedicaría (maza en mano) a luchar por el bien y la justicia contra algún mutante antagonista. Pues hete aquí que no. El señor Kenneth Branagh, director de esta película, parece añorar sus gustos shakespeareanos y aprovecha la neomitología marveliana para bordar un refrito que huele tanto al Rey Lear como a la ya mil veces imitada plástica que imprimiera Peter Jackson a su excelsa versión de El Señor de los Anillos. El resultado, desde mi punto de vista, es una extravagancia a la altura (aunque salvando las distancias) del Dune de David Lynch o del Silent Hill de Christopher Gans. Pero, desde el punto de vista de un niño de cinco años, Thor es dar gato por liebre. Menudo galimatías que llevaba mi sobrinillo a la salida. Y venga a preguntarme, y venga a preguntarme, y venga a preguntarme... Y yo venga a responder, y a responder, y a responder, descubriendo poco a poco que la película del tío Kenneth no es tan buena como su Hamlet o su Mucho ruido y pocas nueces; lo cual no significa que esté mal.




Vedla vosotros mismos, merece la pena... o quizás no.